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martes, 2 de junio de 2009

Cartelito

... (viene de Parada! Tsssss)

Repito: "La felicidad no se compra, es un regalo de Dios"
¿Lo leyeron bien? Hace mucho tiempo que no me agarran unas ganas impresionantes de escribir acerca de algo, pero este cartelito se merece una refutación por la generalidad y legitimidad universal que pretende.
Comencemos:

"La felicidad no se compra..."
Más allá de las cuestiones básicas como qué es la felicidad, es posible la felicidad, es posible algo más que momentos pasajeros de bienestar o de placer, qué relación tiene con la paz y con la guerra, con el triunfo y con la derrota, con la organización y la creación, con el amor y el odio, etcétera.... custiones básicas que a la gente común le da "miedo" o algo que provoca que se mantengan alejados de estos interrogantes. Y yo no entiendo por qué: ¿Qué otra cosa puede interesarle más a alguien que su propia felicidad?
Pero bueno, más allá de esas cuestiones en esta ocasión prescindibles podemos decir que el autor quiso decir que la felicidad no es una cosa material que se compra con dinero. No le preguntaré a qué llama felicidad. En cambio, sí le preguntaré si uno con acciones buenas, con amor, con caridad, con solidaridad, y con paz para con los demás acaso no se encontraría comprando la felicidad a Dios.

Y el me contestaría, si quisiese ser coherente, que sí, pero no es el caso. La felicidad no se compra...

"... es un regalo de Dios."
O sea que Dios no vende la felicidad, nos la regala. Y sucediendo ésto, no queda otra opción que definitivamente sostener que somos felices, porque Dios nos está regalando felicidad.

¿Alguno aceptaría esta proposición como verdadera?

viernes, 8 de mayo de 2009

Si hubiera ido al Burguer...

Otra noticia de nuestra justicia provoca la aparición de los Cornalitos Salados... Antes de seguir, yo no me considero una persona de luces superiores, sino tan sólo alguien quien más o menos puede seguir un argumento deductivo partiendo de ciertas premisas aceptadas generalmente. Lo digo para justificar a los fiscales y jueces, porque debe haber ALGO que estoy ignorando; no creo que sean lo suficientemente estúpidos para estar incapacitados de seguir mi llano razonamiento.
Encima, es fallo del Tribunal de La Matanza.


Relato la historia mientras la comento. Un joven llegó a un local de comidas en Ramos una noche del 2008. Se peleó con el personal de seguridad, quienes llamaron a la policía. Los cinco efectivos que se presentaron lo redujeron y subieron al patrullero. Hasta acá todo bien. Ahora de repente, el tipo sale muerto del auto un rato largo después mientras lo llevaban al hospital. Y esto es lo que me gustaría que explique la Justicia. Yo puedo tan sólo imaginar las siguientes hipótesis:

- El joven sufrió heridas graves, en su batalla dentro del local, antes de que llegara la Policía. Es decir, esas heridas evidentemente tan poco superficiales y tan letales que terminaron matándolo. En este caso, ¿no se supone que los policías actuaron con negligencia, siendo que deberían haberlo llevado inmediatamente a que lo atiendan? ¿Y por otro lado, se causó solo las heridas graves? ¿No se había peleado con los del local?

- El joven sufrió heridas leves, en su batalla dentro del local, antes de que llegara la Policía. Entonces sube al auto con heridas leves. Adentro no sabemos que pasa. Y sale con heridas letales. ¿Es físicamente posible que las heridas aparezcan de la nada? ¿Y habiendo compartido todo el trayecto con el muchacho desde que entraron al auto hasta que salieron, los efectivos acaso no son testigos de la alteración de la gravedad de las heridas? Suponiendo que las heridas no aparecen de la nada, entonces ¿se golpeó solo?, ¿los policías dejaron que se golpeara solo?, ¿lo golpearon los policías?, ¿lo golpeó un séptimo (cinco oficiales, el joven y uno más) individuo?, ¿los policías dejaron que lo golpeara el séptimo?

Me parece que agotando las exhaustivas opciones que derivan de estas dos humildes hipótesis (aunque siempre podemos defender que las heridas fueron producidas mágicamente, ¿o no?) nos queda que los efectivos que se presentaron esa noche o son culpables de homicidio, o de falso testimonio (si son testigos de un séptimo), o de negligencia (por no advertir la gravedad del caso); pero lo que menos pueden ser es absolvidos completamente.

Por eso, les pido a todo aquel que quiera darme una mano para entender la interpretación que la Justicia hizo de la situación me ayude; así abro una puerta hasta este momento cerrada a mi mente.

Saludos, y que anden bien.

miércoles, 29 de abril de 2009

Ossssssssssssssssssssssooooooo...

Bueno, a ver... no se si se habrán dado cuenta, pero ando sin ninguna teoría filosófica que exponer e imponer al mundo. Pero como ya pasó mucho tiempo, y no quiero dejar de postear, voy a escribir una (?) boludez.

Resulta que había un tipo que fue al Zoológico de La Plata con su mujer y su hijo. Les iba a dejar el link de la noticia pero seguro que ni lo clickean, asi que se los cuento yo. (Además así parece que tengo más cosas que decir). En eso que estaban, decidió el hombre de 46 años, darle de comer a una osa tibetana que había por ahí. De hecho, quizás lo haya hecho con una jirafa también. La osa se llamaba Telly. Y bueno.... si no lo vieron en la tele se imaginarán igualmente. La osa comió la comida que le dio el chabón, y de postre se le llevó el dedo meñique.
El tipo gritó, puteó, sufrió... y después de todo eso, se dirigió- es abogado- a realizar la respectiva denuncia por "daños y perjuicios" reclamando la correspondiente remuneración económica debido a la falta de seguridad.


Pero los jueces de tanto primera como segunda instancia fallaron en su contra. “Con su conducta imprudente de acercarse al animal para darle alimento, (la víctima) ha contribuido notablemente a la provocación del daño”. Digamos que cierta razón tienen, porque el tipo atravesó la valla de contención, se acercó a menos de 60 centímetros de la jaula, y además... ¡para qué se gastarían en poner un cartel, si nadie hiciese caso!

En fin, el abogado pidió la plata argumentando que posteriormente al "accidente" se había reforzado la seguridad del lugar; pero la Suprema Corte de Justicia bonaerense continuó con su postura. Lo único que no entiendo, y que les pido por favor a todos mis lectores abogados, o estudiantes de derecho que me expliquen; es lo siguiente:

"La Suprema Corte de Justicia bonaerense consideró que un abogado al que una osa tibetana le comió un dedo en el zoológico de La Platatuvo el 60% de culpa en el hecho y condenó al municipio a pagar como indemnización sólo el porcentaje restante."

¿Cuál es la fórmula matemática que permite con una certeza infalible determinar el porcentaje de culpa que tiene el hombre y cuál el zoológico? ¿Y además no se tendría que repartir también a la mujer que no le dijo: "Cuidado", al que le vendió la comida "para los animales" (la osa es un animal, ¿no?), y al que trajo la osa del Tibet?

Bueh, cuando me expliquen esa fórmula, continúo con el blog.