miércoles, 20 de agosto de 2008

"La Amistad entre el Hombre y la Mujer" Cap I

Después de tanto tiempo, pero aún en agosto cerca de Santa Rosa (y no de La Pampa), acá continúo escribiendo para ustedes mi querido público. Nuevo tema en cuestión, planteado por mí (y les recontra agradecería que plantearan algo ustedes para la próxima en el chat).

¿Existe la amistad entre el hombre y la mujer?
Esta pregunta la considero muy poco importante porque tendríamos que ir casa por casa preguntando a cada uno si tiene un amigo del otro sexo y frente a la primera afirmación quedaría el asunto cerrado. Entonces, más linda y determinante es la pregunta:

¿Es posible la amistad entre el hombre y la mujer?
Esto va a ser lo más difícil de desarrollar por un simple hecho. Yo de chiquito fui enseñado en que es posible, y nunca me encontré frente a un “teoría de peso” que declarara esa imposibilidad. A lo sumo se habla por la calle, pero nadie argumenta.

Imagínense la siguiente situación:
Una chica le pregunta a un amigo muy cariñoso de ella:
- ¿Vos qué pensás? ¿Existe la amistad entre el hombre y la mujer?
¿Qué se les viene a la mente? La chica está poniendo en duda el fundamento de su relación (supongamos por ahora que según lo popularmente aceptado son amigos) con él. Habría dos posibilidades, o bien que fuera una relación de mucho más que amigos, o bien que no hubiese relación seria.
Ahora peor, imagínense qué respuesta podría dar el “amigo”. Además, tengan en cuenta la característica de ser “muy cariñoso” para con únicamente esta amiga. Y si les parece bastante usual; entonces postulemos un “demasiado cariñoso para pretender ser sólo amigos”. No olviden tampoco que la chica continuaba siendo su amiga, y no lo consideraba malo ni pesado, ni nada. ¿Da pistas?
En fin, dos respuestas posibles en una primera observación: “Sí” – “No”.
Si responde “Sí”, entonces queda como un coherente tímido boludo pesado, quizás hasta demasiado cursi y tarado, puesto que en lugar de cortejear a alguna mina que le guste, se la pasa con su “amiga”.
Si responde “No”, entonces queda como un baboso desmedido lleno de ganas de darle a la “amiga”, e incoherente con su obrar tan sólo de amigo.
Supongo que por esta razón, pocas veces se habla del tema entre personas de distinto sexo. Y en cambio, siempre aparece cuando alguien declara “es mi amiga nomás”, y nadie le cree.
También estuve pensando un rato largo que se podría llegar a pensar de alguien que sabiendo todo eso se pone a escribir de todos modos sobre el tema… pero mejor no les cuento las conclusiones, jeje.

Ahora sí. De chiquito (de bastante chiquito), solucioné el tema recurriendo al recurso católico: “los sentimientos nacen en el alma (parecido a personalidad) y corresponde a las almas de otras personas”. Siendo la amistad un sentimiento; y siendo las almas asexuadas (independientes del cuerpo en el que encarnan); puede concluirse que la amistad es indistinta al sexo de los amigos.
Parecía cerrar todo y nunca más me lo planteé. Pero después chau iglesia, y de repente un día que no tenía cómo explicar el asunto.

Para re-abrirlo, necesitaba plantear nuevos supuestos.
¿Qué se entiende por amistad? ¿Qué es lo que existe en la naturaleza masculina y femenina que pudiese provocar una imposibilidad de esa amistad? ¿Cuál sería el problema? ¿Únicamente el sentir en algún grado lujuria se opone a la amistad entre el hombre y la mujer? ¿Y sino, se puede determinar cuál es el grado en el que deja de ser amistad para ser algo más? ¿Si el amigo se acuesta con la amiga, murió la relación?
Demás puntos de elaboración.

¿Ustedes que opinan? Determinar alguna afirmación con respecto a este tema precisa de mucho suelo que habría que buscar. Nos vemos la próxima.

lunes, 4 de agosto de 2008

3 ideas sobre lo mismo

Hola de nuevo. Tengo una única cosa que decir respecto de los últimos comentarios: “Tenés razón, pero no me importa…”. La popular-filosofía ha sido demasiado popular?

En fin, acá continuamos el tema con tres ideas originales que llevarían a una posible unión del Destino con el Azar.

Rezar
Juancito (pobre Juancito, no?) va a salir a la calle, una semana después de que le afanaron la otra vez (se acuerdan, no?). Entonces, como Juancito tiene miedo, antes de salir se queda unos minutos en silencio y reza para que lo protejan. Entonces, sale a trabajar y a la facultad, y no le sucede nada malo. ¿Qué podemos decir acá?
No sucedió por azar, sino porque así lo dictaminó Dios. Era la voluntad de Dios, y nada puede interponerse entre la voluntad de Dios y la realidad. ¿Y esto qué significa? ¿Esa voluntad, ese plan divino, al fin es Destino, es Azar, o es una mezcla de ambos?
Si fuera Destino, entonces que Juancito rece es inútil. Es decir, ¿para qué sirve que Juancito rece, si Dios ya tiene pre-planificado que sea lo que él quiere?
Si nos proponemos rezar, lo haremos porque servirá de algo… sino no nos propondríamos. Entonces, no se habla de un plan divino a priori de la oración y del rezo. Evidentemente nos creemos lo suficientemente importantes como para que Dios modifique su plan en función a nuestras oraciones. Por eso rezamos. Así sí se explica: Juancito rezó y Dios lo tuvo en cuenta.

Juancito rezó y Dios lo tuvo en cuenta. Entonces no hay ningún Destino; sino puro Azar. La causa de que nadie asaltara a Juancito es él mismo cuando reza; y nadie más que él mismo se manda rezar. Que él rece no está escrito en ningún plan. Él y cada uno de nosotros controlamos la voluntad de Dios pidiéndole que nos ayude a cada uno. Dios parece ser un medio para que nuestros pedidos se vuelvan realidad.

¿Y si un señor ladrón hubiera rezado también para que Dios lo dejara robarle a Juancito sin complicaciones? Entonces Dios se vería en dificultades. Cualquiera me dirá que le haría caso a Juancito. ¿Y si Juancito no le hubiera rezado, y sólo lo hubiese hecho el ladrón? También me dirán que no le hará caso. ¿Entonces, para qué rezarle a Dios?

Me parece que acabo de continuar mostrando la incompatibilidad del Azar con el Destino es este caso. Paso a otro.

Condiciones Iniciales.
Tenemos por un lado un vaso de agua. Por otro lado, un congelador (o freezer si quieren). En cuanto yo deje el vaso con agua en la heladera y espere el necesario tiempo, el agua se congelará. ¿Está el agua destinada a transformarse en hielo?
Y lógicamente, a posteriori podremos decir si el Destino así lo quería o no. Pero el hecho de que efectivamente se convierta en hielo no prueba para nada que exista el Destino. Sino más bien, prueba que un vaso con agua tiene la propiedad de congelarse en cuanto desciende su temperatura… pero nunca se demuestra la necesidad de que descienda su temperatura (si me van a decir que es necesario porque lo metí en la heladera, entonces contesto que no es necesario que o haya puesto en la heladera).
Alguno (cof.. Ign.. cof.. ado.. cof) pensó en la existencia de una corriente causal al que uno podía llegar. Perfecto. Una vez que dejé el vaso con agua, supongo que se helará. Pero no es necesario llegar a esa corriente causal, como no es necesario introducir el vaso con agua.

Karma.
Esto necesita más desarrollo. El punto es el siguiente. Uno nace libre de Karma. Va creciendo y va actuando mal o bien (el tema que se trata no es si hay un mal o bien dados y qué son… así que dejenme seguir). Ese obrar, determina el futuro como pasión. Imaginemos que yo hice sufrir a una persona… entonces ahora me toca sufrir (para equilibrar el Karma). Pero ese sufrimiento viene como situación que se presenta, yo continúo obrando bien o mal. Y así se van dando cíclicamente las pasiones como resultados de nuestras acciones en las situaciones.
Traducido: Tenemos Azar en las acciones, realizadas en una situación pasional; y Destino (o predestinación) en las pasiones, como resultados de las acciones.

Bueno, a ver, comenten algo que me costó escribir esto. Gracias.
Rubick comentá!