martes, 2 de junio de 2009

Cartelito

... (viene de Parada! Tsssss)

Repito: "La felicidad no se compra, es un regalo de Dios"
¿Lo leyeron bien? Hace mucho tiempo que no me agarran unas ganas impresionantes de escribir acerca de algo, pero este cartelito se merece una refutación por la generalidad y legitimidad universal que pretende.
Comencemos:

"La felicidad no se compra..."
Más allá de las cuestiones básicas como qué es la felicidad, es posible la felicidad, es posible algo más que momentos pasajeros de bienestar o de placer, qué relación tiene con la paz y con la guerra, con el triunfo y con la derrota, con la organización y la creación, con el amor y el odio, etcétera.... custiones básicas que a la gente común le da "miedo" o algo que provoca que se mantengan alejados de estos interrogantes. Y yo no entiendo por qué: ¿Qué otra cosa puede interesarle más a alguien que su propia felicidad?
Pero bueno, más allá de esas cuestiones en esta ocasión prescindibles podemos decir que el autor quiso decir que la felicidad no es una cosa material que se compra con dinero. No le preguntaré a qué llama felicidad. En cambio, sí le preguntaré si uno con acciones buenas, con amor, con caridad, con solidaridad, y con paz para con los demás acaso no se encontraría comprando la felicidad a Dios.

Y el me contestaría, si quisiese ser coherente, que sí, pero no es el caso. La felicidad no se compra...

"... es un regalo de Dios."
O sea que Dios no vende la felicidad, nos la regala. Y sucediendo ésto, no queda otra opción que definitivamente sostener que somos felices, porque Dios nos está regalando felicidad.

¿Alguno aceptaría esta proposición como verdadera?